Una bebida que en el siglo XVII fue definida por sacerdotes católicos como un brebaje de Satanás y por la que se castigaba, en Rusia, con duras penas que llegaban a la tortura y mutilación de los consumidores. Hoy en día está extendida por todo el mundo.
El café tiene su origen en Etiopía, en el Nororiente de África. Las tribus africanas, molían los granos para elaborar una pasta con la que alimentaban a sus animales y que también tomaban los guerreros para aumentar su resistencia. Mas adelante, se extendió a Arabia donde se hizo rápidamente popular debido a la prohibición del alcohol por el Islam. La bebida levantó tanta pasión que incluso una ley turca dictaba que una mujer podía divorciarse si su esposo no le proporcionaba una dosis diaria de café. En el año 1511, en La Meca, el emir Khair Bey empezó a estudiar sus características, ayudado por científicos y juristas, para decidir si el café se ajustaba a las normas del Corán. A raíz de esto, se prohibió su consumo pero su popularidad era tan grande que las autoridades terminaron cancelando el decreto de prohibición.
Policía tomando café en una cafetería improvisada en un coche. 1919 Herbert A. French, Biblioteca del Congreso
El café llegó a Europa en el año 1600, introducido por mercaderes venecianos. El primer occidental en describir la bebida fue Leonard Rauwolf que la definió así: "Una bebida tan negra como si fuera tinta y remedio contra todo tipo de males. Sus consumidores la toman por la mañana, en una jarra de porcelana que pasa de mano en mano y de la que cada uno llena su propio vaso." Cuando el café empezó a popularizarse en Europa, varios sacerdotes católicos prominentes intentaron que se prohibiera, alegando que era una bebida de Satanás y que representaba una amenaza ya que provenía del mundo musulmán. Aconsejaron al Papa Clemente VIII prohibir su consumo pero Clemente, después de probarlo quedó cautivado y para acallar las voces discordantes bautizó de manera simbólica la bebida para así hacerla aceptable para los católicos.
New Orleans, downtown street. Louisiana, 1935. Walker Evans. Biblioteca del Congreso
A partir de la aceptación del Papa, el café se extendió de manera vertiginosa, en 1652 se abre la primera cafetería en Londres, en 1670 en Berlín, en 1686 en Paris. A mediados del siglo XVIII todas las ciudades de Europa cuentan con cafeterías. Sin embargo, en Rusia el café estaba prohibido y su consumo o venta se castigaba con duras penas que llegaban a la tortura y mutilación del condenado. En el siglo XIX, la demanda en Europa era tan alta que superaba a la oferta y el precio era tan alto que comenzó el uso de sustitutivos, como la achicoria.
Bar de Pete en el mercado de Washington, Manhattan. 1950 Al Aumüller, Biblioteca del Congreso
Hoy en día, el café está extendido por todo el mundo y su éxito es indiscutible. Los principales productores de café se encuentran en América del Sur, pero entre las numerosas variedades que existen, el café más caro, exquisito y famoso es el Blue Mountain, procedente de Jamaica.
Rupert Neily sirviendo café a Janet Rogers. Brunswick, 1939. Alfred Eisenstaedt, Life
Rupert Neily sirviendo café a Janet Rogers en la cocina de Alpha Delta Phi en un intermedio a medianoche durante una representación de danza en Bowdoin College. Brunswick, 1939.
Marines en un descanso durante la Segunda Guerra Mundial, 1944. Life, Ray R. Platnick
El marine Bob Tuohy, tomando café con sus compañeros, sucios y cansados después de 2 días y 2 noches de combates en el atolón de Eniwetok durante la Segunda Guerra Mundial.
Frances Benjamín Johnston tomando té con Elbert Hubbard y un hombre no identificado en su estudio de Washington, 1900. Biblioteca del Congreso
Frances "Fannie" Benjamín Johnston, una de las primeras mujeres americanas que se dedicó a la fotografía profesional, tomando café y té con Elbert Green Hubbard, un renombrado escritor, artista y filósofo de Illinois, en su estudio de Washington en 1900. En medio, una persona sin identificar.
El conductor James y el guardafrenos Jack tomando café. Oklahoma, 1943. Jack Delano, Biblioteca del Congreso
El conductor James M. Johnson y el guardafrenos Jack Torbet tomando café en el furgón de cola del ferrocarril de Atchison, Topeka y Santa Fe entre Waynoka, Oklahoma y Canadá. El ferrocarril tenía el furgón de cola como un lugar de descanso para los trabajadores cuando tenían el turno libre hasta que las autoridades determinaron que era innecesario y lo destinaron a otros usos. Oklahoma, 1943.
2 comentarios:
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