Un atacante suicida detonó el martes una poderosa explosión entre cientos de reclutas cerca de un cuartel militar en el centro de Bagdad, en un atentado devastador que según autoridades mató a 60 personas y lesionó a 125.
Yasir Alí, quien había estado esperando afuera del cuartel desde las 04:00 con otros 1.000 aspirantes, dijo que vio al atacante, a quien describió como un joven rubio.
Señaló que el extremista estuvo sentado calladamente entre los reclutas, luego caminó hacia el oficial que recogía las identificaciones y se hizo explotar.
Cientos de reclutas acuden cada semana al cuartel como parte del programa de las fuerzas de seguridad iraquíes para aumentar sus filas en preparación al próximo retiro de las tropas estadounidenses luego de siete años de guerra.
Manos y piernas que fueron desprendidos por la explosión quedaron entre charcos de sangre en el lugar, que fue cerrado por los soldados iraquíes. Varios helicópteros estadounidenses volaban sobre el sitio mientras los parientes de reclutas llegaron en seguida para buscar afanosamente a sus familiares.
Los reclutas estaban reunidos en una zona despejada cerca la Plaza Maidan en el centro de la capital de Irak mientras esperaban su turno para ingresar al cuartel en grupos reducidos, según dos agentes de la policía iraquí que hablaron en forma anónima.
Había al menos tres soldados entre los muertos y ocho entre los lesionados, dijeron. Los directivos de cuatro hospitales de Bagdad confirmaron el número de las víctimas. Las fuentes hablaron a condición del anonimato debido a que no estaban autorizadas para hablar del asunto con los medios de comunicación.
Sin embargo, el general Qasim al-Musawi, portavoz del ejército, dijo a The Associated Press que fueron 39 los muertos y 57 heridos. Por lo menos dos reclutas que atestiguaron el ataque mencionaron la posibilidad de que también un carro hubiera explotado en el lugar, lo que podría explicar la gran cantidad de víctimas, pero Al-Musawi atribuyó las muertes a un solo atacante suicida, cuyo torso fue hallado en el lugar de la explosión.
Yasir Alí, quien había estado esperando afuera del cuartel desde las 04:00 con otros 1.000 aspirantes, dijo que vio al atacante, a quien describió como un joven rubio.
Señaló que el extremista estuvo sentado calladamente entre los reclutas, luego caminó hacia el oficial que recogía las identificaciones y se hizo explotar.
Cientos de reclutas acuden cada semana al cuartel como parte del programa de las fuerzas de seguridad iraquíes para aumentar sus filas en preparación al próximo retiro de las tropas estadounidenses luego de siete años de guerra.
Manos y piernas que fueron desprendidos por la explosión quedaron entre charcos de sangre en el lugar, que fue cerrado por los soldados iraquíes. Varios helicópteros estadounidenses volaban sobre el sitio mientras los parientes de reclutas llegaron en seguida para buscar afanosamente a sus familiares.
Los reclutas estaban reunidos en una zona despejada cerca la Plaza Maidan en el centro de la capital de Irak mientras esperaban su turno para ingresar al cuartel en grupos reducidos, según dos agentes de la policía iraquí que hablaron en forma anónima.
Había al menos tres soldados entre los muertos y ocho entre los lesionados, dijeron. Los directivos de cuatro hospitales de Bagdad confirmaron el número de las víctimas. Las fuentes hablaron a condición del anonimato debido a que no estaban autorizadas para hablar del asunto con los medios de comunicación.
Sin embargo, el general Qasim al-Musawi, portavoz del ejército, dijo a The Associated Press que fueron 39 los muertos y 57 heridos. Por lo menos dos reclutas que atestiguaron el ataque mencionaron la posibilidad de que también un carro hubiera explotado en el lugar, lo que podría explicar la gran cantidad de víctimas, pero Al-Musawi atribuyó las muertes a un solo atacante suicida, cuyo torso fue hallado en el lugar de la explosión.
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