El primer ministro de Nueva Zelanda, John Key, admitió que ya hay pocas posibilidades de hallar con vida a los 29 mineros que llevan cinco días bajo tierra, pero no pueden ser rescatados porque es demasiado peligroso.
"Las familias están frustradas, nosotros estamos frustrados, el país está frustrado", lamentó Key, quien ayer todavía creía en un desenlace feliz para los atrapados. El líder neozelandés señaló ante el Parlamento de Wellington que todavía no es posible bajar al pozo donde se encuentran los mineros, pues éste sigue lleno del mismo gas metano que causó la explosión que el pasado viernes derrumbó una galería de la mina de carbón de Atarau en la Isla Sur.
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