Los reos, que pedían mejores condiciones de vida y la destitución del director de la cárcel, han acabado linchándose entre sí, tras los enfrentramientos de los diferentes grupos que actúan dentro de la cárcel y donde aplican sus propias leyes. Los cinco rehenes que fueron detenidos durante 28 horas han sido liberados sanos y salvos.
En la cárcel, construida para dos mil presos de máxima peligrosidad se hacinan cuatro mil, un mal endémico de los presidios del país que produce sistemáticamente rebeliones que acaban casi siempre con derramamiento de sangre.
El gobierno de Brasilia había enviado fuerzas especiales para ayudar a controlar la rebelión y piscólogos especialistas para dialogar con los presos. Sirvieron sólo para conseguir la liberación de los rehenes sin heridas, pero no pudieron evitar que se dejara un río de sangre entre los mismos presos.
Entre los cadáveres que iban siendo entregados paulatinamente, tres de ellos estaban decapitados, una muerte típica en las cárceles que tiene carácter simbólico. Quiere indicar el grado de violencia que está teniendo dentro del penal. Despues de haber sido entregados 12 cadáveres, las fuerzas del orden al entrar en la cárcel, despues del motín, hallaron otros seis reos muertos y ferozmente mutilados.
Los presos habían pedido la presencia de un pastor protestante y de un juez para dialogar con los rebeldes. Una de sus quejas es la lentitud de los procesos en los tribunales y los privilegios que en las cárceles suelen tener los que se declaran evangélicos, miembros de las iglesias evangélicas protestantes muy ricas y muy politizadas que cuentan con más de 40 diputados en el Congreso.
miércoles, 10 de noviembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario