La policía municipal presumió que las ejecuciones podrían estar relacionadas a un secuestro: los chicos aparentemente fueron testigos; la Policía Federal, de su lado investiga a los agresores que se estima son también menores de edad que portaban armas largas.
Las víctimas de la agresión rondaban entre los ocho y 16 años, informó en un comunicado de prensa la Secretaría de Seguridad Pública de la localidad que promedia diariamente 10 asesinatos relacionados al crimen organizado.
Durante 2010, la prensa local contabilizó 3,000 ejecuciones, tres partes del total del estado de Chihuahua, que sumó 4,000.
Esta violencia mantiene en estrés constante a los niños. “En las terapias de duelo que hemos aplicado en escuelas, descubrimos que los niños viven con una sed de venganza”, dijo Lourdes Almada, activista encargada de la Mesa de la Infancia del programa “Todos Somos Juárez”, quien trabaja con jóvenes desde hace unos lustros.
Una investigación de la organización civil Ririki Intervención Social que recabó 3,000 testimonios recabados entre menores que habitan en esa frontera concluyó recientemente que los niños viven en una permanente sensación de inseguridad y estrés.
“Nos encontramos con la huella imborrable del miedo y la inseguridad que les genera la guerra contra el narcotráfico”, precisó Nashieli Ramírez, impulsora del análisis.
El estudio reveló que el 85% de los alumnos que cursan segundo y tercero de primaria consideran que la calle es el lugar más peligroso de su comunidad.
Los trabajadores sociales que laboran en Juárez coinciden en que existe una falta de políticas públicas que regulen el impacto psicológico al que son sometidos los niños que diariamente son expuestos a información y hechos de violencia.
“Después ellos mismos reproducen esta violencia”, puntualiza Almada.
Las estadísticas de homicidios con armas de grueso calibre recopiladas por el gobierno del estado de Chihuahua señalan que cada adulto asesinado en la entidad tiene dos hijos en promedio por lo que se deduce que cada 24 horas 20 niños sufren la pérdida de sus progenitores.
El Estado calcula que alrededor de 8,500 menores de edad han quedado huérfanos o al menos han perdido a uno de los padres.
Además se enfrentan con balaceras callejeras, noticias, amenazas directas y escenas de dolor y pérdida. En diciembre pasado, un jardín de niños se incendió después de que las autoridades se negaron a pagar una cuota por extorsiones de unos $4,200. Al día siguiente, cuando los pequeños llegaron encontraron quemada su escuela.
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