Oneal Ron Morris, de 30 años, enfrenta cargos por ejercer la medicina sin licencia y causar graves daños a otra persona en mayo del 2010.
La víctima había pagado a Morris $700 por una cirugía cosmética para aumentar “su figura y el tamaño de su cuerpo”, indicó el detective Carlton Coleman, del Departamento de Policía de Miami Gardens.
Después de la cirugía, la víctima enfermó de gravedad y tuvo que acudir a varios centros médicos. Finalmente fue al Hospital General de Tampa, donde los médicos descubrieron que la sustancia que se le había inyectado incluía cemento, el producto Fix-a-Flat, aceite mineral y pegamento super glue.
La víctima recibió una serie de inyecciones entre el 3 y el 7 de mayo y declaró a las autoridades que Morris le pidió que se acostara sobre el estómago encima de una mesa en una casa de un barrio residencial de Miami Gardens. Pudo ver algunos de los “instrumentos” usados por Morris como un tubo de goma conectado a lo que parecía una nevera. Relató que durante el procedimiento sintió una presión enorme y después mucho dolor mientras le insertaban las sustancias en los glúteos.
La víctima, quien no ha sido identificada, fue diagnosticada con neumonía y una infección cutánea de MRSA, una peligrosa bacteria resistente a los antibióticos. Se recuperó tras recibir tratamiento.
Personal del hospital alertó al Departamento de Salud de la Florida, que investigó el caso junto con la policía de Miami Gardens.
Morris permanecía el viernes en la Cárcel del Condado Miami-Dade. Tendrá su primera audiencia ante un juez el sábado, confirmó Janelle Hall, vocera del departamento correccional.
Informes iniciales de varios canales de televisión indicaban que Morris es una mujer. Sin embargo, aparece identificado en el sistema correccional como un hombre. Coleman dijo que parece que Morris está en el proceso de cambiar de género. Sus glúteos, según las autoridades son del tamaño de una rueda de camión.
Coleman advirtió que cualquier persona interesada en recibir cirugía cosmética debería asegurarse de que ha acudido a un profesional debidamente certificado.
“Si en cualquier momento se encuentra con una persona que dice que puede proveer cirugía cosmética, o cualquier otro tipo de cirugía, asegúrese de que tenga licencia y que la operación ocurra en un centro reconocido”, comentó.
En la página de internet de Fix-a-Flat aparecen nueve indicaciones sobre su empleo. Se advierte que no debe usarse para reparar recámaras de bicicleta ni colchones de aire. No menciona si tiene usos quirúrgicos. Un reportero de El Nuevo Herald le explicó el caso de Morris a una directora técnica de Fix-A-Flat.
“Eso es horrible”, respondió la mujer.
Este no es el primer caso de alguien acusado de inyectar sustancias inadecuadas a mujeres que quieren transformar sus figuras.
El año pasado, la Policía de Miami acusó a Ana Josefa Sevilla, de 55 años, de realizar el mismo procedimiento a la joven Donia Rodríguez. Luego de conocerse en el estacionamiento de un spa en el 7220 de la Calle Ocho, Sevilla convenció a Rodríguez de que era doctora y podía operarla para mejorar la apariencia de sus nalgas.
Rodríguez se desmayó durante el proceso. Fue hospitalizada por dos semanas con una infección severa, según la Policía de Miami. Los médicos dijeron que podía haber perdido su pierna o la vida.
El juicio de Sevilla comienza en enero.
Otros casos han terminado con la muerte del paciente. En el 2001, una mujer de Carol City, Vera Lawrence, murió tras recibir inyecciones en sus caderas y nalgas durante una fiesta en un apartamento en Miramar.
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