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jueves, 22 de diciembre de 2011

Estados Unidos pide silencio a la ciencia

LA HAYA - El Consejo Asesor Científico para la Bioseguridad de los Estados Unidos ha aconsejado a la revista Science que no publique la versión completa de una investigación holandesa sobre la gripe aviar.

El trabajo, a cargo del virólogo holandés Ron Fouchier, detalla las cinco mutaciones genéticas necesarias para que el virus H5N1 pueda transmitirse entre las personas.



Según los expertos estadounidenses, es mejor que los autores supriman del texto definitivo la metodología utilizada para averiguar el modo de transmisión. Ello evitará que caiga en las manos equivocadas. En otras palabras, es mejor no dar pistas que puedan conducir a crear una posible arma biológica.

Ron Fouchier, ha trabajado con fondos del Instituto Nacional de Salud estadounidense, una comisión asesora independiente en materia de seguridad biotecnológica. En septiembre, presentó los primeros resultados de su trabajo en un encuentro celebrado en Malta.

Científico resignado

Ayer, Fouchier ha calificado de error la decisión del Consejo Científico de Estados Unidos. “No nos queda más remedio que respetar su opinión”, ha dicho. “Pero sabemos cuáles son las mutaciones que debemos analizar en caso de que haya un brote, y así, pararlo antes de que sea tarde”, subrayó.

“Nuestro trabajo también ayudará a obtener medicamentos y vacunas”, añadió Fouchier.

Los responsables de Science deberán decidir ahora cómo publicar la versión reducida del estudio. Y sobre todo, remitir a la comunidad científica consideraba fiable la parte omitida.

Hasta ahora, el subtipo H5 (N1) del virus de la gripe ha infectado solo a las aves. Los afectados (desde 1997 ha habido 565 contagios por contacto con el animal y 331 muertes) no se habían contagiado entre ellos.

El equipo holandés utilizó hurones para su trabajo porque son los que mejor reproducen el contagio de la gripe entre personas. Una vez infectado el primer grupo de animales, fueron recogidas muestras del virus para infectar a otros hurones.

En principio, solo una decena de infecciones forzadas bastan para que el virus de la gripe aviar se transmita por vía aérea entre estos mamíferos. Para Ron Fouchier, el virus obtenido constituye una valiosa fuente de información para proteger la salud pública.

El problema es que también es un supervirus letal con gran capacidad destructiva.

Precedentes

El dilema de la revista Science no es único. El investigador japonés Yoshihiro Kawaoka, también financiado por el Instituto Nacional de Salud estadounidense, ha llegado a la misma conclusión. Hace diez años, el inmunólogo australiano Ian Ramshaw produjo un virus mortal para los ratones al modificar el virus de la viruela del propio roedor. Como ahora, cabía la posibilidad remota de que las personas acabaran contagiándose.

La preocupación por la gripe aviar se incrementó desde 2004, cuando se reportaron cientos de personas afectadas en la población asiática. En 2005 se habían confirmado las muertes de 57 ciudadanos en Asia. A partir de 2006 también se comenzó a hablar abiertamente sobre las mutaciones y el potencial de que esos cambios tienen el potencial de propiciar una pandemia comparable a la del sida.
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