Al menos 272 reclusos murieron calcinados y asfixiados en un horrendo incendio entre la noche del martes y madrugada de este miércoles en el penal de Comayagua, en el centro de Honduras, el peor ocurrido en una
cárcel en el mundo en la última década.
Al menos 272 reclusos murieron calcinados y asfixiados en un horrendo incendio entre la noche del martes y madrugada de este miércoles en el penal de Comayagua, en el centro de Honduras, el peor ocurrido en una cárcel en el mundo en la última década.
"Hay 272 muertos confirmados, pero creemos que son más de 300" los fallecidos, dijo el ministro de Seguridad de Honduras, Pompeyo Bonilla, en la granja penal, ubicada 90 kilómetros al norte de Tegucigalpa, cerca de la base aérea militar estadounidense de Palmerola.
Los reclusos que se salvaron del siniestro relataron escenas dantescas de presos que quedaron calcinados abrazados a los barrotes. "Murieron prendidos en fuego, se tiraban a los baños o a las pilas (estanques)", narró uno de ellos, no identificado, a medios de prensa.
Algunos de los reclusos que consiguieron escapar de las llamas rompieron el techo, y hay versiones preliminares que afirman que varios reos se fugaron, según los relatos.
El siniestro habría comenzado a eso de las 22H50 locales del martes (04H50 GMT de este miércoles) por causas aún desconocidas, y fue controlado por los bomberos unas tres horas después, precisó a AFP el director de Centros Penales, Danilo Orellana.
"Es bastante grave la situación, la mayoría murió por asfixia y calcinados (...) Tomaron fuego varios módulos y se investigan las causas", declaró Orellana, al descartar un amotinamiento, como señalaron informes preliminares.
El funcionario añadió que se investigan dos versiones, una es que el incendio habría sido provocado por un cortocircuito y la otra por uno de los reclusos, que según las autoridades prendió fuego a un colchón con aparentes fines suicidas.
"A las 11 y 10 (23H10 locales, 05h10 GMT) recibí una llamada de un interno. Me dijo que otro reo había dicho: 'voy a meter fuego a esto y nos vamos a morir todos'. Y le metió fuego y nos estamos quemando, nos estamos muriendo todos", relató a AFP la gobernadora del departamento hondureño de Comayagua, Paola Castro.
Desesperados, unos 300 familiares, entre hombres, mujeres y niños, que clamaban por infomación de los reclusos en las afueras del penal se enfrentaron con la policía a pedradas.
La histeria se desató al ser leída una lista de supervivientes: los familiares rompieron el cerco del penal y se agolparon en el patio frontal, lo que provocó el repliegue de los agentes, que controlaron los disturbios mediante disparos al aire.
Los familiares denunciaron además una reacción tardía de los bomberos y del resto de las autoridades en la tragedia.
"Entendemos el dolor de los familiares, pero tenemos que seguir un proceso conforme a la ley. Hacemos un llamado a la calma. Es una situación muy difícil", dijo Bonilla.
Una vez que los bomberos descartaron focos de fuego, equipos de forenses lograron ingresar para emprender las tareas de identificación de los cadáveres, que serán trasladados a Tegucigalpa este miércoles.
Decenas de quemados y heridos están siendo trasladados a varios hospitales de la ciudad de Comayagua. En la granja penal -cuya entrada está presidida por el lema "Hágase justicia aunque el mundo perezca"- estaban recluidos unos 900 presos, mientras que su capacidad era de la mitad.
"Mi hermano Roberto Mejía estaba en el módulo seis. Me han dicho que los de la seis están todos muertos", afirmó bajo el efecto de la conmoción Glenda Mejía, interrogada por AFP.
A su lado Carlos Ramírez también esperaba noticias de su hermano Elwin, detenido por asesinato y quien también estaba en el módulo seis. "No me han dicho nada", expresó con la voz quebrada.
La prisión es un complejo agrícola ubicado a 500 metros de la carretera que une San Pedro Sula, la capital económica de Honduras, y Tegucigalpa, asiento del gobierno.
En esta cárcel los reclusos se dedican, entre otras actividades, al cultivo de hortalizas y la cría de gallinas y cerdos, y era considerada un modelo en el sistema penitenciario hondureño.
En mayo de 2004, un centenar de reos murieron calcinados en un incendio en el presidio de San Pedro Sula, debido, según las autoridades, a problemas estructurales de la prisión.
Honduras cuenta en la actualidad con 24 establecimientos penitenciarios con capacidad para albergar 8.000 personas, pero la población carcelaria sobrepasa las 13.000.
El secretario de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza, pidió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) el envío de una delegación a Honduras para investigar el incendio.
miércoles, 15 de febrero de 2012
Mueren 272 presos en el incendio de una cárcel de Honduras
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