Una madre argentina que le suplicó por tres años al gobierno argentino que terminara con la agonía de su pequeña Camila, quien se encuentra en un estado vegetativo irreversible, fue testido ayer de que sus ruegos
fueron escuchados.
Selva Herbón, madre de Camila, participó de una sesión en el Senado en Argentina en la cual se aprobó por unanimidad la llamada ley de "muerte digna", que permitirá a los pacientes con enfermedades terminales -o a sus familiares- negarse a recibir un tratamiento para permanecer con vida en caso de que su condición sea irreversible.
"Sentimos una emoción inmensa. Obviamente que no es alegría. No celebramos esta ley. Nosotros llevamos un duelo muy largo: mi hija agoniza desde hace tres años. ¿Alguien sabe lo que eso significa?", señaló la madre con voz entrecortada.
Desde que nació, la pequeña Camila no siente, no oye, no habla, no llora, no sonríe, no puede jugar; no puede hacer nada de lo que un chico de tres años puede hacer por culpa por culpa de una mala praxis en el parto. La falta de oxígeno derivó en un paro cardiorrespiratorio, y después de 20 minutos de reanimación logró sobrevivir, pero el daño fue tan grande que entró en un estado vegetativo permanente.
"Confiamos en que esta ley sea un punto de inflexión que nos permita seguir adelante a todos. Que Camila pueda dar el paso que sigue y que nosotros podamos continuar con la vida", dice Selva al periódico La Nación, de Argentina.
Selva y Carlos Sánchez, los padres, ya no quieren -no pueden, dicen- verla seguir sufriendo, conectada a un respirador, en la cama de un hospital, el único lugar en el que vivió desde que nació. Están convencidos de que su hija está trabada artificialmente entre este mundo y el más allá solamente por razones legales, ya que hasta ayer la ley argentina prohibía a los médicos dejar de administrar los servicios que mecánicamente mantienen con vida a alguien que se encuentra en estado irreversible.
"Lo que pedimos es que dejen a la vida continuar su curso natural, que no se lo impida en forma artificial", repitió una y otra vez esta madre que se convirtió en la abanderada de las familias que tienen algún miembro en estado vegetativo y que reclaman para ellos una muerte digna.
Selva y Carlos iniciaron una cruzada en el Congreso para que se sancionara una ley que garantiza a los enfermos terminales el derecho a rechazar terapias que prolonguen su agonía. Enviaron cartas y recorrieron los pasillos del Congreso. Finalmente, distintos legisladores se hicieron eco del reclamo de esta y otras familias que piden una "muerte digna" para sus seres queridos. En noviembre último la ley obtuvo aprobación en la Cámara baja.
No obstante, para que los médicos del hospital puedan desconectarla deberán esperar a que la norma sea reglamentada por el Poder Ejecutivo. Los padres no se atreven a hablar de tiempos. "Esperamos que sea pronto, que no se demore la reglamentación, para que no se prolongue la agonía", dice.
Desde hace tres años, esta madre peregrina todos los días hacia el tercer piso del sector de cuidados prolongados del Centro Gallego de Argentina para visitar a su hija menor. Va sola o en compañía de su hermana. Su esposo y su hija mayor, Valentina, de nueve años, ya no van. Ya no pueden soportar el dolor.
"Hay gente que me juzga sin saber. Esa gente podría acompañarme a ver a Cami. O saber que Valentina dice que no va a tener hijos porque eso duele mucho", culminó esta madre con un dolor inmenso.
Fuentes: BBC Mundo, La Nación, Clarín
jueves, 10 de mayo de 2012
Madre gana la batalla de terminar con la vida de su hija por motivo de la agonia que vive
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Desdeelvip
en
20:05:00
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