WASHINGTON - Los demócratas retomaron ayer la campaña
electoral con nuevos bríos, después de que el presidente Barack Obama le
dio un vuelco a su participación en el anterior debate televisado y le
hizo
frente, con pasión, al republicano Mitt Romney.
El Obama pasivo del debate del 3 de octubre se ausentó del cara a cara del martes en la Universidad de Hofstra, en Nueva York, con Romney, un exgobernador de Massachusetts.
A Nueva York llegó un presidente Obama combativo y dispuesto a refutar las críticas de Romney, no solo a llevar sus ideas y limitarse a escuchar el oponente.
Romney volvió a lucir razonablemente bien, sobre todo al acentuar las dificultades que ha tenido Estados Unidos para enderezar su economía. A Romney se le hace mucho más fácil que a Obama resumir sus ideas en un espacio breve de tiempo. Su problema puede ser su tendencia a interrumpir al moderador.
El martes, sus principales errores fueron lanzar preguntas al presidente Obama y ser impreciso en su cuestionamiento por los titubeos oficiales referentes al ataque al consulado en Bengasi, Libia, que dejó cuatro muertos el pasado 11 de septiembre.
Por Romney hacerle preguntas, Obama fue el más asertivo en las discusiones sobre los esfuerzos de su gobierno para impulsar una mayor producción de petróleo y las inversiones del exgobernador en China.
“Señor Presidente, ¿ha mirado usted su pensión?”, le indicó Romney. “No me toma tanto tiempo, no es tan jugosa como la suya”, le respondió Obama, antes de que Romney le indicara que también él ha hecho inversiones en China.
Para entonces, Obama había vuelto a acentuar la situación privilegiada del multimillonario Romney, a quien el presidente ha acusado de querer gobernar para los que más tienen y no entender al ciudadano promedio.
El momento embarazoso para Romney fue querer acentuar que Obama no había descrito como un acto de terror el ataque al consulado de Bengasi, en vez de cuestionar la insistencia inicial del Departamento de Estado en minimizar la posible participación de un “grupo terrorista” y hacer más énfasis en que el ataque era consecuencia de protestas generadas contra un video antimusulmán grabado en Estados Unidos.
Obama afirmó en el debate que un día después de los sucesos de Bengasi describió el atentado como un ataque terrorista. Romney lo refutó, pero la moderadora, Candy Crowley, ahora bajo críticas de los conservadores, intervino y aclaró que ciertamente Obama hizo alusión a un ataque terrorista.
Aunque haya sido de manera indirecta, Obama afirmó el 12 de septiembre que “ningún acto de terror afectará jamás la determinación de esta gran nación, su carácter o eclipsará la luz que emanan los valores que defendemos”.
Un sondeo hecho la misma noche del debate por CNN reflejó que los electores, en proporción de 46% a 39%, vieron ganar al presidente Obama.
No fue la paliza que dio Romney en el primero. Pero suficiente para avivar a los seguidores de Obama.
“El pueblo estadounidense vio a un presidente fuerte, firme y decidido a construir una economía desde la clase media hacia fuera, no de arriba hacia abajo”, indicó Jim Messina, director de la campaña del residente de la Casa Blanca.“Claramente, sus asesores le dijeron (a Obama) ‘toma tu Red Bull’, ve listo para atacar”, sostuvo el gobernador de Luisiana, el republicano Bobby Jindal.El último debate será el lunes, dedicado a temas de política exterior.Romney logró un impulso en las encuestas tras el primero, que lo tiene en plena batalla en una elección que antes de comenzar estos encuentros algunos pensaban que se le escapaba de las manos.En el campo demócrata, mientras, se espera que el desempeño de Obama en el segundo le permita recuperar el liderato en una contienda que puede decidirse en un puñado de estados.
frente, con pasión, al republicano Mitt Romney.
El Obama pasivo del debate del 3 de octubre se ausentó del cara a cara del martes en la Universidad de Hofstra, en Nueva York, con Romney, un exgobernador de Massachusetts.
A Nueva York llegó un presidente Obama combativo y dispuesto a refutar las críticas de Romney, no solo a llevar sus ideas y limitarse a escuchar el oponente.
Romney volvió a lucir razonablemente bien, sobre todo al acentuar las dificultades que ha tenido Estados Unidos para enderezar su economía. A Romney se le hace mucho más fácil que a Obama resumir sus ideas en un espacio breve de tiempo. Su problema puede ser su tendencia a interrumpir al moderador.
El martes, sus principales errores fueron lanzar preguntas al presidente Obama y ser impreciso en su cuestionamiento por los titubeos oficiales referentes al ataque al consulado en Bengasi, Libia, que dejó cuatro muertos el pasado 11 de septiembre.
Por Romney hacerle preguntas, Obama fue el más asertivo en las discusiones sobre los esfuerzos de su gobierno para impulsar una mayor producción de petróleo y las inversiones del exgobernador en China.
“Señor Presidente, ¿ha mirado usted su pensión?”, le indicó Romney. “No me toma tanto tiempo, no es tan jugosa como la suya”, le respondió Obama, antes de que Romney le indicara que también él ha hecho inversiones en China.
Para entonces, Obama había vuelto a acentuar la situación privilegiada del multimillonario Romney, a quien el presidente ha acusado de querer gobernar para los que más tienen y no entender al ciudadano promedio.
El momento embarazoso para Romney fue querer acentuar que Obama no había descrito como un acto de terror el ataque al consulado de Bengasi, en vez de cuestionar la insistencia inicial del Departamento de Estado en minimizar la posible participación de un “grupo terrorista” y hacer más énfasis en que el ataque era consecuencia de protestas generadas contra un video antimusulmán grabado en Estados Unidos.
Obama afirmó en el debate que un día después de los sucesos de Bengasi describió el atentado como un ataque terrorista. Romney lo refutó, pero la moderadora, Candy Crowley, ahora bajo críticas de los conservadores, intervino y aclaró que ciertamente Obama hizo alusión a un ataque terrorista.
Aunque haya sido de manera indirecta, Obama afirmó el 12 de septiembre que “ningún acto de terror afectará jamás la determinación de esta gran nación, su carácter o eclipsará la luz que emanan los valores que defendemos”.
Un sondeo hecho la misma noche del debate por CNN reflejó que los electores, en proporción de 46% a 39%, vieron ganar al presidente Obama.
No fue la paliza que dio Romney en el primero. Pero suficiente para avivar a los seguidores de Obama.
“El pueblo estadounidense vio a un presidente fuerte, firme y decidido a construir una economía desde la clase media hacia fuera, no de arriba hacia abajo”, indicó Jim Messina, director de la campaña del residente de la Casa Blanca.“Claramente, sus asesores le dijeron (a Obama) ‘toma tu Red Bull’, ve listo para atacar”, sostuvo el gobernador de Luisiana, el republicano Bobby Jindal.El último debate será el lunes, dedicado a temas de política exterior.Romney logró un impulso en las encuestas tras el primero, que lo tiene en plena batalla en una elección que antes de comenzar estos encuentros algunos pensaban que se le escapaba de las manos.En el campo demócrata, mientras, se espera que el desempeño de Obama en el segundo le permita recuperar el liderato en una contienda que puede decidirse en un puñado de estados.
Fuente; El Nuevo Dia
0 comentarios:
Publicar un comentario