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miércoles, 17 de octubre de 2012

Parecerse a Obama le cambió la vida a boricua del Bronx

Después del presidente Barack Obama, la persona que más desea su reelección es un puertorriqueño del Bronx con esclerosis múltiple llamado Louis Ortiz. Su trabajo, después de todo, depende de que el
presidente revalide en el suyo.
Y es que la similitud que Ortiz tiene con el presidente Obama lo ha llevado a ser un doble presidencial. Se trata, en efecto, de un oficio poco común que puede resultar mucho más complicado de lo que suena. El neoyorquino de padres puertorriqueños decidió asumir el reto, lo que implicó su entrada al mundo del entretenimiento.
“Todo empezó para el 2008, durante las primarias con Hillary Clinton”, menciona quien padece de esclerosis múltiple no progresiva. “Los compañeros de la barra que frecuentaba empezaron a decirme que me parecía al tipo que estaba saliendo en los periódicos, entonces fue que descubrí el parecido con Barack Obama”.
Esa realización ha cambiado el rumbo de su vida. Desde entonces ha viajado el mundo haciendo del presidente. Hasta se está haciendo un documental sobre su extraña travesía, “The Audacity of Louis Ortiz”, dirigido por Ryan Murdock.
“Nunca me hubiera imaginado que esto me sucedería”, comenta asombrado. “Estoy en medio de escribir mi propio episodio de ‘The Twilight Zone’ ”.
¿Fábula O condena?
El guiso presidencial pareció caer del cielo, especialmente para alguien que había estado desempleado por espacio de un año, luego de haber estado en una compañía telefónica por más de una década.
“Cuando me di cuenta, invertí en un traje y una corbata”, explica. “Nunca me había vestido de traje y corbata anteriormente”.
Ryan Murdock, el cineasta que está siguiendo a Ortiz para documentar sus andanzas, ve unos simbolismos fuertes entre el discurso de campaña de Obama en el 2008 y la historia de quien se convertiría en su doble.
“Todo lo que hablaba el candidato Obama sobre lograr un cambio y creer en la esperanza estaba dirigido a gente como Louis”, observa el documentalista. “Louis es el hombre común que los políticos siempre persiguen”.
Fue después de la inauguración del presidente que Ortiz se lanzó de lleno en su nueva carrera. “Me firmó un agente y justo después de que ganó me dieron una audición para el show de HBO ‘Flight of the Conchords’ ”.
Louis se llevó el papel, que no tenía líneas. Esa intervención muda resume la diferencia entre un imitador y un doble: los imitadores interpretan, usando las palabras y el comportamiento de sus sujetos, mientras que los dobles sirven de fondo paródico por el simple hecho de parecerse al original.
El cambio de carrera no ha sido fácil para alguien que venía de un trasfondo estrictamente obrero. “Cayó de la nada y ha sido una bendición y una maldición a la vez”, concede quien tiene una estrecha relación con la Isla, ya que ha visitado regularmente el lugar de nacimiento de sus padres.
“No todo el mundo ama a Obama y como me parezco tanto a él la gente me utiliza para decir cosas que no le pueden decir en persona. Siendo latino en Nueva York he tenido que bregar con insultos como el que te llamen ‘spic’ toda la vida. Pero de la noche a la mañana empecé a recibir insultos increíblemente racistas, he escuchado mucho la palabra que empieza con ‘n’ ”.
De doble a imitador
En el transcurso de su breve carrera, Ortiz ha aparecido en películas del Japón, comerciales de Corea, vídeos de rap en Estados Unidos y campañas de interés humano en Australia. Estas andanzas le dan visos de historia de Cinderella a su trayectoria, aunque no siempre de la manera esperada.
“Me contrataron para un vídeo musical de rap en el que unos terroristas atacan el AirForce One”, relata sobre uno de los capítulos más bizarros de su saga personal. “Entonces me filmaron en escenas simuladas de tortura hasta que los dos raperos entran en escena y me rescatan. En el próximo trabajo me reclutaron para una banda de funk de Australia en la que toco junto a otros dobles de dignatarios que han ganado el Premio Nobel de la paz, como Nelson Mandela”.
Si bien el parecido con el presidente no es perfecto -la similitud varía mucho según el ángulo-, Ortiz está intentando convertirse en un imitador, una meta que aún no logra alcanzar.
“Estoy estudiando muy de cerca la manera en que habla, sus manerismos, pero no está fácil”.
Deshacerse de su distintivo acento boricua del Bronx ha probado ser particularmente difícil. Esa lucha se ha convertido en uno de los ejes del documental que realiza Murdock.
“Ha sido muy interesante verlo estudiando e intentando entender toda la retórica política”, observa Murdock, quien se ha convertido en buen amigo de Ortiz y su familia. “Ahora está consiguiendo trabajos en Los Ángeles y Las Vegas; su historia sigue progresando”.
El hombre que se levantó un día para darse cuenta que tenía el rostro de un presidente no está seguro de qué haría en el caso de que se topara cara a cara con el mismísimo Barack Obama.
“Estoy seguro que mi primera reacción sería quedarme mudo”, dice. “Y luego creo que repetiría todo lo que él dice, como si fuera su espejo, solo para correrle la máquina”.

Fuente: El Nuvo Dia
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