Monique Allen, de 58 años, se confiesa adicta a las cirugías plásticas, obsesión que ha pagado no solo con su bolsillo, sino también con daños permanentes a su salud.
La residente de California sufre de múltiples efectos nocivos, al punto de que hoy está discapacitada, apenas puede caminar y "arruinó su cuerpo", reveló en entrevista con Barcroft Media.
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Allen, quien nació varón y a los 22 años se sometió a la cirugía dereasignación de sexo, tiene unos 12 litros de silicona inyectada en diferentes partes del cuerpo y ni siquiera recuerda cuántas intervenciones se ha realizado en total.
Pero de las de 200 modificaciones quirúrgicas que estima, unas 75 han sido en lugares sin los debidos permisos para operar, de lo cual se arrepiente.“Tengo serios problemas de circulación causados por la silicona que migra a distintas partes de mi cuerpo.
Partes de la piel de mis piernas está muerta y tengo que cubrirla con maquillaje”, explicó Allen, quien espera que su experiencia extrema sirva de alerta para quienes se ven tentados a someterse al bisturí sin sopesar los riesgos.
¿Su consejo? “Aprender a apreciar quién eres”, antes de sufrir las consecuencias de tratar de remediar con implantes y operaciones lo que, según ella, “es baja autoestima”.
Fuente: El Nuevo Dia
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