La decisión devolvió la calma a la comunidad de Cienfuegos donde cayó abatido, el pasado viernes, el adolescente Rafael Blanco.
Para impedir que los familiares e integrantes de la comunidad materializaran los planes de agredir al policía Franklin Joel Gómez, la seguridad fue reforzada en el Palacio de Justicia, con agentes apostados con armas largas. “Gracias a Dios se hizo justicia y que no imperó la impunidad”, gritaba Julio César Blanco, padre del adolescente asesinado.
Su madre, Maribel Revi, no pudo asistir, debido a que tuvo que quedarse cuidando a otro de sus hijos que presenta problemas físicos motores.
El adolescente murió al recibir un balazo en el tórax, por Joel Gómez, quien integraba una patrulla doble motorizada y realizaba labores preventivas en ese sector.
En su defensa, el agente Joel Gómez alegó que hizo el disparo en medio de una agresión a pedradas, tiros y botellazos en el barrio El Semillero, del sector Cienfuegos.
El hecho se produjo en la calle Primera del barrio La Gloria, en momentos en que, alegadamente, varios desconocidos, que operan un supuesto punto de drogas, empezaron a lanzarles piedras, botellas y tiros, a los integrantes de la patrulla policial.
El raso Jonathan José Beato Burgos, quien acompañaba a Joel Gómez fue absuelto de los cargos, ya que no se demostró su responsabilidad en el hecho.
En otro orden, con relación a la muerte de Juan Carlos Martínez Rivas, el mecánico ultimado por un vigilante del cementerio El Ingenio, al confundirlo con un presunto delincuente, su cuerpo será sepultado este martes cuando regrese su madre desde España. Martínez Rivas, de 30 años, se encontraba, minutos antes de su muerte, entre los manifestantes que acudieron a sepultar al menor Rafael Blanco.
Pese a que el vigilante Roberto de los Santos Báez, asegura que el mecánico asaltaba a una mujer en el interior del camposanto, el padre de la víctima dijo se trató de una ejecución.
Fuente: El Caribe
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